MISIÓN
Crossroads conecta a las personas privadas de su libertad con mentores de iglesias para desarrollar relaciones cristocéntricas mientras estudian juntos la Palabra de Dios.
VISIÓN
Crossroads imagina un mundo en el que la Iglesia responde al llamado de Dios de recordar a las personas privadas de su libertad cultivando relaciones cristocéntricas a través de las cuales Dios transforma vidas, prisiones e iglesias en todo el mundo.
VALORES FUNDAMENTALES
Honrar la dignidad otorgada por Dios a todas las personas
Reconociendo que todos llevan la imagen de Dios, respetamos, amamos y aceptamos incondicionalmente a todas las personas. Nos esforzamos por restaurar la dignidad que el sistema de justicia penal ha eliminado, creyendo que Dios ofrece redención y un propósito renovado a cada persona que está encarcelada. “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó” (Génesis 1:27).
Atesorar la Palabra de Dios
Centramos nuestras vidas y nuestro ministerio en la creencia de que, a través del Evangelio, Dios cambia vidas. Al sumergirnos en la Palabra de Dios, también proporcionamos el mensaje del Evangelio a las personas privadas de su libertad de todo el mundo de una manera que les ayuda a comprenderlo y aplicarlo en sus vidas. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16–17).
Servir a las iglesias de todo el mundo
Equipamos y empoderamos a la Iglesia fuera de las instalaciones correccionales para cumplir el llamado de Dios de recordar a los que están encarcelados. Brindamos recursos para ayudar a las iglesias a crecer espiritualmente y desarrollar relaciones mutuamente enriquecedoras con hombres y mujeres privados de su libertad en todo el mundo. “Y le contestarán los justos: . . . ‘¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?’ El Rey les responderá: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí’” (Mateo 25:37–40).
Cumplir nuestra misión con excelencia y urgencia
Debido a que somos conscientes de la gran necesidad del amor de Dios en los lugares oscuros de todo el mundo, nuestro objetivo es lograr todos nuestros esfuerzos con excelencia y con urgencia intencional. “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor” (Colosenses 3:23–24).
Administrar los recursos fielmente y asociarse intencionalmente
Administramos fielmente los recursos financieros y humanos que Dios nos ha dado y los usamos de una manera que asegure el mayor beneficio para Su Reino. Si bien reconocemos las fortalezas y habilidades de nuestro ministerio, también buscamos asociarnos con otros con humildad y transparencia para maximizar nuestro alcance e impacto. “Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los misterios de Dios. Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza” (1 Corintios 4:1–2).
Orar continuamente
Debido a que creemos que la oración es poderosa, regularmente llevamos nuestras alabanzas, lamentos y peticiones a Dios, tanto individualmente como colectivamente. Alentamos a todos los involucrados en el ministerio a practicar la disciplina espiritual de la oración. “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16–18).